Alergia
inesperada
En
la cocina de un hogar cualquiera, años setenta. La mesa puesta un sábado al
mediodía: rancho canario, bistec con
ajitos y perejil, unas buenas papas fritas de kindedward y el agua de San Roque.
— María… ¿Dónde está el carta-blanca?
— “Manué”…que el médico te ha
prohibido tomar alcohol.
— Que el alcohol es para las heridas,
mujer… tráeme el ron del mueblebar.
— Toma, si te pones malo peor para
ti…—contesta en tono “enfurruñao”.
— Te haré caso…—dijo Manolo tomando
un vaso de agua. En ese instante le entra tos y casi se asfixia— ¡¿Ves?, lo mío
es alergia al agua!
Inma
Flores – Leer por leer.