En este blog pretendo sembrar ilusiones, sueños e incluso deseos. Alguna vez utilizaré versos, pero en general serán los relatos los que ocupen la mayoría de sus páginas. Espero que los disfrutes.
Clara
«lenguatrapo» y María «la seria» se encontraron ante la máquina de café.
—Hola María, ¿es cierto lo de Luis? —preguntó
Clara.
—No. No
es cierto —aseveró María.
—Me enteré
de la escena del ascensor —insistió «lenguatrapo».
—¿Del ascensor? Estás mal informada. Quien estaba
de espaldas era Pedro, el gerente.Nos
«conocemos» desde hace cinco años; le
encantan las situaciones límites.
—Pero si Pedro está casado…
María
se da la vuelta y deja a «lenguatrapo» mascullando. Para que se invente una
trola, me la invento yo y sé lo que circula por ahí —pensó—. A ver cómo lo
justificas, «lenguatrapo».
Relato para "Cien palabras solidarias", del programa «Roscas y Cotufas» en RTC la Autonómica, a través de la Nueva Asociación Canaria para la Edición, que se emite los viernes a partir de las cinco de la tarde, hora insular canaria. Enlace en el que se puede escuchar en directo la programación de esta emisora: http://www2.rtvc.es/canariasradio/Directo.aspx
En una cafetería de un barrio capitalino, dos amigas esperan a
una tercera:
—¡Ay Chani! No me apetece tomarme el café frente a
Paca «la gata».
—No seas así mujer, está a punto de llegar y nos va
a escuchar.
En ese mismo instante entra una mujer alta, tez oscura,
cabellos negros, que se acerca sigilosa a la mesa.
—Hola, veo que pidieron ya mi café — dijo con una
sonrisa y, acto seguido, se sentó.
—¿Está a tu gusto? — le preguntó Chani.
En esto que Paca «la gata» comienza a resoplar…
—¡¡¡Puffffff!!!,
¡¡¡Puffffff!!!, ¡¡¡Pufffff!!... No, aún está caliente.
El reto de este mes de noviembre: No se tome la vida demasiado en serio; nunca saldrá usted vivo
de ella. —De
Elbert Hubbard. —Propuesta por Frank
Spoiler.
Tendrás que cambiar
si deseas un cambio.
Salió de trabajar
bastante cansado. No quería volver a casa.Desde que se enteró de que su mujer le quería dejar, era incapaz de
mirarla a los ojos.
Llevaban casi
veinte años casados. No habían podido tener hijos, a pesar de ser uno de los
grandes sueños deambos. El tiempo, sin
querer, se les había escapado entre obligaciones.
Primero desearon
tener una gran casa; cuando consiguieron dar la entrada, había que amueblarla.
Por supuesto, que el coche tenía que estar acorde con la vivienda, y por
supuesto la ropa de marca que vestían.
Entre una cosa y
otra, se les fueron los primeros lustros.Después llegó la crisis y los problemas laborales. No era momento de
flaquear, de dejar de dedicar tiempo a mejorar laboralmente, pues algunos de
sus amigos habían sido despedidos recientemente, y si eso les sucedía no
podrían mantener el estatus que tenían.
Todo iba bien,
hastaque la empresa contrató a un nuevo
gestor. Era un hombre joven, de unos 37 años —cinco menor que María, su
esposa—, y que siempre tenía una sonrisa prendida de su rostro.
Poco a poco notaba
como el carácter de María iba cambiando, se cuidaba más, se arreglaba mejor, y
poco a poco se había ido impregnando de esa sonrisa contagiosa.
¡Cómo le odiaba!
No sabía cuándo le había comenzado a odiar… pero le odiaba.
Le hacía
responsable de la pérdida de su esposa. No podía pensar que él mismo tuviese la
responsabilidad por no haber cuidadosu
estabilidad matrimonial.
—Ya son las siete de la tarde… No volveré
esta noche. Dormiré en un hotel. No soportaría volverla a ver y saber que está
pensando en otro — se dijo a sí mismo, mientras se dirigía a la playa.
Se bajó del
vehículo, se dirigió a la entrada de la playa y allí se descalzó. Comenzó a
caminar por la arena,mirando al
horizonte.Sin darse cuenta caminó dos
kilómetros, despacio, zapatos en mano… y con un solo pensamiento en su mente:
No volver a casa jamás.
Notaba cómo las
lágrimas se estaban intentando escapar de sus ojos…Paró, se sentó un poco alejado del agua, se
tumbó hacia atrás, y comenzó a recordar viejos tiempos. En realidad, los
instantes realmente felices fueron muy pocos.
De repente notó
cómo algo se acercaba. Era un perrito, que llegaba juguetón a su lado, y su
dueña corría detrás de él.
Sin quererlo, la
joven lo llenó completamente de arena. Él puso cara de estar perplejo, y ella rió
a carcajadas.
—Disculpe. Se me escapó Whiskie y si no se
llega a parar a jugar con usted, no lo cojo en todala tarde — comentó la muchacha, divertida.
—No se preocupe —comentó Fabián, nuestro
protagonista— Me encantan los animales.
—¿Tiene alguno?
—No, no tengo ninguna mascota —contestó con
tristeza.
—¿Y niños? Esos sí que son complicados de
controlar…
—No, tampoco niños — contestó más triste
aún.
—¿Y qué le trae por esta playa a esta hora
si no es pasear a un perro o jugar con los niños? — tuvo el descaro de
preguntar Katty.
La cara de
tristeza de Fabián fue respuesta suficiente para Katty, que tirando de la mano
del joven, comenzó aintentar correr,
llamando a su mascota:
—¡¡¡Vamos, Whiskie!!!
Al comienzo le
costó seguir a la joven, pero pronto inhaló fuerte y siguió corriendo de la
mano de ella, esta vez con una mejor sonrisa.
—¿Lo sientes? Para que exista un cambio, tú
has de comenzarlo. Cambia y tu entorno cambiará — comentó la muchacha.
—Tienes razón — dijo Fabián—, esta vez con
los ojos llenos de vida.
—¡No se
tome la vida demasiado en serio. No saldrá vivo de ella, se lo aseguro!
—dijo Katty— mientras se dirigía a la orilla del mar, para, juguetona, mojar al
joven…
Lo que ocurrió
después es otra historia… ¿me ayudas a contarla?
Cada mes propondremos una frase, bien de un libro, bien original. Todos aquellos que quieran participar pueden hacerlo, la única regla es que la frase tiene que estar incluída en el texto. La longitud y la temática serán libres.Los textos los publicaremos todos el mismo día, el tercer lunes de cada mes. Ese mismo día se propondrá la frase para el siguiente juego.Sed libres de proponer frases para futuras ediciones en los comentarios de Jukeblog, añadiendo si la farse es original o robada. De ser así, por favor, incluid el autor y la obra de la que se ha sacado.
Era aún de noche. Abrió
la puerta de su casa, intentando no hacer ruido; su esposa y los niños dormían.
Cuando subió las escaleras, lo primero que hizo fue entrar en la
habitación infantil. La puerta estaba entreabierta y las camas vacías. Recordó
que Blanca, su esposa, le había comentado que esa tarde tenían una fiesta de pijama. Sonrió. Una de las cosas
que más le apasionaban era disfrutar del sexo mientras contemplaba, a través
delventanal, clarear la mañana.
Por no despertarla, se dirigió al baño que estaba en la planta
inferior, donde se acicaló para una velada especial… Salió del cuarto de baño y sólo llevaba una divertida corbata encarnada
con lunares blancos, que celosamente guardaba para una ocasión especial.
Se acercó a la cama, se metió bajo las sábanas y comenzó a
libar la espalda de su amada. Mientras, unos pájaros picoteaban las dulces ciruelas. Amanecía.
Paca «la brava» se
enamoró perdidamente de Jacinto «el porrón». A pesar de ser muy diferentes,
desde que coincidieron por primera vez en la cola del paro, no dejaron de
mirarse tiernamente.
Acudían allí a
ojear las ofertas, no precisamente de trabajo.
Cuando se
decidieron a traspasar la delgada línea de compartir intimidad, Paca «la
brava» acarició la espalda, la abultada
barriguita… a su amante, Jacinto. Mientras, el joven se apretaba contra ella, que era muy alta.
Por más que
presionaba con el muslo, la muchacha no logró encontrar nunca la «varita mágica». Entendió
el porqué de «el porrón».