(Imagen tomada de
internet – autor desconocido)
Abrió la puerta, allí estaba él. Lo
devoraba con sus ojos, no podía resistirse a aquel azul que le atrapaba la
mirada.
Se acercó a la cama, lo rozó con
las yemas de los dedos, suavemente, con tanta excitación que los poros de su
piel y sus vellos asemejaban escarpias. No dejó de pensar ni un segundo en lo que iba a ocurrir a
continuación.
Acercó sus labios, lo besó con pasión.
No pudo apartar sus ojos…
Acto seguido mojó los dedos
índice y medio en su lengua; su boca se hacía agua… Pasó las primeras páginas.
Comenzó a leer.
Irene Bulio © 2014.
Leer por leer.
Tema: La verdad.