Llovía.
Era
un otoño húmedo. No sólo llovía tras las ventanas, también sus lagrimales estaban empapados.
Su
tristeza era tan grande que fue incapaz de ver el sol que tímidamente intentaba reflejarse en su mirada.
Bajó
la persiana. Encendió la radio. No quería pensar.
Su
índice iba cambiando el dial. De repente escuchó una voz que le trajo antiguos recuerdos, era Axel…
“No
sé si soñaba, no sé si dormía… y la voz
de un ángel dijo: Celebra la vida…”
Al
escuchar la canción sus pies
cogieron el ritmo. Su corazón también.
—Nadie
vale una sola de tus lágrimas — se dijo.
Inma flores ©
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