Buen aterrizaje
Quería viajar. Cerró los ojos
y se puso a imaginar cuál sería su próximo destino.
No sabía a dónde ir.
Descartó Europa, Asia,
Sudamérica...
El olor a fármacos distrajo su
atención. Desde que le dieron aquella fatídica noticia no paraba de hacer
planes. Consumió su vida en soñar sin llegar a vivir; ahora deseaba viajar
sabiendo que, irremediablemente, su último viaje sería a ninguna parte.
Una salada lágrima rodó por su
mejilla. La atrapó mientras tomaba el teléfono para llamar a su esposa. Se
disculpó por haber sido tan cruel. Fue la única vez que logró aterrizar en su
corazón.
Inma Flores © Leer por leer
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